EL MAQUINISTA DEL ALVIA ACCIDENTADO DECLARA ANTE EL JUEZ.
«El tren iba bien; la culpa es mía. Me despisté»
El teléfono corporativo del maquinista desapareció en el siniestro y el juez ha ordenado el rastreo; no usó el personal
El maquinista del Alvia imputado por 79 homicidios imprudentes y una pluralidad de lesiones imprudentes, admitió ante el juez que se despistó totalmente y no acertó a frenar hasta que el tren ya estaba descarrilando, según fuentes de la investigación. «El tren iba bien; la vía estaba bien. La culpa es mía. Me despisté». Estas fueron más o menos las palabras del conductor, que declaró durante casi dos horas, con serenidad y corrección.
Sin embargo, cuando el magistrado ordenó emitir las grabaciones de las llamadas de Garzón al centro 24 horas de Adif, realizadas desde la cabina del tren, el imputado se vino abajo y rompió a llorar desconsoladamente al oír su voz y sus palabras. Una imagen que se corresponde con la captada por los fotógrafos a su llegada a los Juzgados de Santiago el domingo por la tarde. El día que lo detuvieron en el hospital también lloró al preguntar por el estado de los heridos.
Sin respuesta coherente
El instructor, Luis Aláez, y el fiscal, Antonio Roma, le insistieron en los motivos de esa distracción, pero el conductor no fue capaz de ofrecer una respuesta coherente. Garzón explicó que había dormido y comido bien, estaba descansado y no había bebido, tal y como confirmó la prueba de alcoholemia que se le practicó la noche del accidente. «Me distraje y me despisté». Esas fueron sus únicas explicaciones. El maquinista no trató de exculparse en ningún momento, sino todo lo contario.
Antes de empezar a declarar, la primera diligencia que ordenó el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago fue la revisión de su móvil personal para comprobar si se habían realizado o recibido llamadas o se habían enviado mensajes de texto, se había producido alguna conexión a redes sociales, etc. durante el tramo de cuatro kilómetros en el que Garzón debería haber reducido su velocidad y haber pasado de 190 km/h a 80.
La operadora
El vaciado de este teléfono en sede judicial, según fuentes del caso, demostró que no lo había utilizado desde que asumió los mandos del convoy. Pero el maquinista llevaba dos móviles: el personal y el corporativo, que portan todos los conductores de Renfe por si se produce alguna incidencia, como él mismo confirmó. Este teléfono no ha aparecido; probablemente quedó perdido como tantos otros en la devastación que sucedió al descarrilamiento del tren.
Por este motivo, el juez ha ordenado que se investigue el número, el tráfico de llamadas y toda la información contenida en el mismo para lo cual ya se ha solicitado la información a la compañía telefónica. Al no contarse físicamente con el dispositivo, esta pesquisa lleva más tiempo que la ya realizada en el Juzgado por lo que se tardarán aún algunos días en tener disponibles esos datos. No obstante, dada la magnitud de la tragedia, será una de las diligencias que se terminen con más rapidez.
«Largo despiste»
Las fuentes consultadas explicaron que no se sabe si Garzón utilizó o no ese teléfono, pero es imprescindible averiguarlo por si arrojara luz sobre el motivo de que el maquinista se distrajera hasta el punto de no darse cuenta exactamente en qué tramo se encontraba hasta que ya no tuvo tiempo de frenar.
Desde que Garzón abandonó el tramo de alta velocidad (punto 84.200) hasta el kilómetro 80 el tren tarda menos de cuatro minutos, según fuentes de Renfe. Los investigadores han encargado a varios peritos una medición exacta (con minutos y segundos) para determinar con precisión cuál pudo ser el intervalo temporal en el que el imputado habría perdido la noción del tramo en el que se encontraba. «Pudo ser un despiste de más larga duración del que en principio parecía», apuntan fuentes policiales, aunque precisan que nunca habría llegado a cuatro minutos puesto que el conductor reconoció y activó la señal tras detectar la última baliza de velocidad al pasar a la vía convencional.