CAÍDA LIBRE PARA EL SOCIALISMO FRANCÉS DE HOLLANDE.

El tercer descenso electoral de Hollande a los infiernos


El presidente Hollande, en una rueda de prensa la pasada semana en...
El presidente Hollande, en una rueda de prensa la pasada semana en París.
 
Las elecciones al Senado celebradas ayer en Francia confirmaron sin demasiada sorpresa la dinámica de la política gala del último año y le dieron la victoria a la derecha, que reconquista la Cámara tras tres años en la oposición; apuntalaron el ascenso del Frente Nacional, que entra por primera vez en el Senado; y confirmaron la acelerada pérdida de poder de la izquierda.
El UMP, el partido del resucitado Nicolas Sarkozy, y los centristas del UDI recuperaron 16 escaños mientras que los partidos de izquierda perdieron siete de los asientos que tenían, según los primeros resultados. La derecha sólo debía ganar siete senadores para conseguir la mayoría absoluta de 175 sobre un total de 348.
Es difícil imaginar un escenario más desfavorable para François Hollande. El presidente gobierna con todo en contra. La izquierda, que hace dos años triunfaba en las elecciones presidenciales y parlamentarias y que hasta ahora dominaba la Cámara alta, vivió su tercer revés electoral, tras el batacazo de las municipales y las europeas de junio.
Como en estos comicios no votan los ciudadanos sino que el 95% de los electores son concejales, el veredicto de las urnas era previsible pues es un reflejo de las municipales de marzo, en las que ya ganó la derecha y perdió terreno la izquierda. En Francia la Cámara Alta se renueva por mitades cada tres años, pues el mandado de un senador es de seis. Ayer se renovaron 179 asientos en 58 departamentos.
Además de confirmar el desgaste de Hollande, las urnas apuntalaron el avance del Frente Nacional de Marine Le Pen, que había obtenido buenos resultados en las municipales y europeas y que ahora entra en el Senado por primera vez con dos representantes, una "victoria histórica" en palabras de Marine Le Pen.
Uno de los elegidos es el alcalde de Fréjus, David Rachline, polémico por haber aprobado medidas como la bajada de las subvenciones a varios centros sociales o la convocatoria de un referéndum para paralizar la construcción de una mezquita en la ciudad. "Hemos vuelto a la Asamblea y ahora hemos entrado en el Senado. Ya sólo nos queda una puerta que franquear: la del Elíseo", opinaba el recién elegido Stéphane Ravier.
Que la derecha sea ahora mayoritaria en la Cámara alta no tendrá muchas repercusiones en la dinámica política, pues en caso de desacuerdo entre las dos cámaras en la tramitación de alguna ley, la última palabra la tiene la Asamblea, donde la izquierda es aún mayoritaria, aunque sí puede retrasar la aprobación de los textos.
En este efecto estéril de los resultados se escudó el bando perdedor, que minimizó la derrota. "El Senado no apoya desde hace meses las leyes de la izquierda pues el Partido comunista ya hacía unión con la derecha para bloquear algunos textos", señaló el secretario del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadelis.
El veredicto sí tienen valor simbólico pues refleja el ocaso de una izquierda fracturada y la caída de François Hollande. Impopular en la calle y en los escaños, le quedan ya pocos bastiones en los que refugiarse. El 70% de los franceses no le respalda, según las encuestas, y en el Parlamento se multiplican las voces de socialistas disidentes que critican su gestión. El departamento de Corrèze, donde creció políticamente el presidente, perdió precisamente ayer sus dos senadores.

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