EL PETRÓLEO "BARATO" HA VUELTO.
El petróleo «barato» ha vuelto
Durante los últimos diez años el mundo ha visto cómo el petróleo iba encareciéndose, hasta alcanzar límites nunca antes vistos. El coste de llenar en España un depósito de 50 litros de gasóleo pasó en un decenio de apenas 35 euros –en 2003 el litro de diésel costaba una media de 70 céntimos– a más de 70 euros, con el litro a 1,45 euros. Se terminaba así una época de precios relativamente bajos y estables del barril de crudo, que entre 1985 y 2000 se movió en una horquilla de entre 10 y 20 dólares. Un periodo de tranquilidad tras las sucesivas crisis del petróleo de los años 70. Ahora, como sucedió entonces, tras la tempestad llega la calma. Vuelve el petróleo «barato».
En 1973, la decisión de los países árabes de no exportar más petróleo a quienes habían apoyado a Israel durante la guerra del Yon Kippur, cuadruplicó el precio del barril desde los 3 hasta los 12 dólares. En los cien años anteriores, había oscilado entre los 0,5 y los 2 dólares. Cinco años después, la revolución islámica contra el Sha de Persia y la posterior guerra entre Irán e Irak llevaron al petróleo desde los 14 hasta los 35 dólares. Sin embargo, los 15 años de «calma energética» que siguieron a estos sucesos se desvanecieron con la llegada del siglo XXI. De los 18 dólares de 1999 se pasó a 38 en 2004 y a 97 en 2008, con picos de más de 140 dólares, el máximo histórico hasta la fecha.
Tras un breve respiro, el petróleo retomó su escalada, y entre 2011 y el pasado verano, el barril de Brent –el de referencia en Europa– se mantuvo estable por encima de los 100 dólares. Se escuchaba entonces –tanto a analistas como a gobernantes– que los tiempos del crudo barato no volverían jamás. Las caídas en la producción, la sombra del agotamiento de las reservas y los consiguientes ascensos sin fin del precio del llamado «oro negro» dibujaban un oscuro panorama sobre la economía mundial. Incluso se alertaba de un imprescindible cambio de hábitos en el futuro más inmediato, teniendo en cuenta que el 95% del transporte mundial depende del petróleo.
Sin embargo, en los últimos meses la tendencia ha cambiado radicalmente. Desde el verano, el coste del crudo acumula descenso tras descenso, hasta el punto de que un barril de Brent vale ahora 60 dólares, la mitad que en junio. Lo mejor es que, a juzgar por las previsiones, esta nueva era de petróleo «barato» ha llegado para quedarse. Podríamos estar, si nada lo impide, ante el final de la «tercera crisis» del petróleo. Lo único que queda por saber es cuánto más puede bajar el precio. Lo que parece seguro es que, hasta que en el futuro se desencadene una cuarta crisis del petróleo, los niveles sufridos estos años no volverán. Así lo aseguró además hace unos días el hombre fuerte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el ministro saudí Ali al-Naimi. «El mundo no volverá a ver un barril por encima de 100 dólares», dijo el «jefe» del cártel que controla un tercio de la producción mundial.
Es más, afirmó que la OPEP no bajará su producción –como ha hecho tradicionalmente para luchar contra las caídas de precios– aunque el coste del barril caiga hasta los 20 dólares. «A los productores de la OPEP no les interesa recortar su producción, sea cual sea el precio», sentenció. Todo ello, a pesar de que el desplome del crudo está causando estragos en la economía de países de la organización como Venezuela, Rusia, Irán o Argelia. Todos ellos necesitan que el petróleo cotice por encima de 100 dólares para cuadrar sus presupuestos, por lo que la postura saudí mantiene dividida a la OPEP.
Por el contrario, otros como España y la mayor parte de sus vecinos europeos, China, India y Estados Unidos, disfrutan de esta nueva época de precios bajos. De hecho, el abaratamiento del petróleo aportará ocho décimas de crecimiento extra a la economía mundial en 2015, y España ahorrará 10.000 millones.
Aunque en las últimas semanas el precio del barril se ha estabilizado en torno a 60 dólares, muchos analistas hablan ya de próximas caídas hasta el nivel de los 50 dólares, o incluso menos. Es más, históricamente, los precios del gas natural y del crudo han evolucionado con una brecha de unos ocho dólares. Sin embargo, a finales de 2009 ambas cotizaciones empezaron a distanciarse. Esta circunstancia ahora ha empezado a normalizarse, lo que sugeriría un precio del barril de 33 dólares. Con todo, el «precio suelo» podría rondar los 20 dólares, a juzgar por las palabras de Arabia Saudí.
En 1973, la decisión de los países árabes de no exportar más petróleo a quienes habían apoyado a Israel durante la guerra del Yon Kippur, cuadruplicó el precio del barril desde los 3 hasta los 12 dólares. En los cien años anteriores, había oscilado entre los 0,5 y los 2 dólares. Cinco años después, la revolución islámica contra el Sha de Persia y la posterior guerra entre Irán e Irak llevaron al petróleo desde los 14 hasta los 35 dólares. Sin embargo, los 15 años de «calma energética» que siguieron a estos sucesos se desvanecieron con la llegada del siglo XXI. De los 18 dólares de 1999 se pasó a 38 en 2004 y a 97 en 2008, con picos de más de 140 dólares, el máximo histórico hasta la fecha.
Tras un breve respiro, el petróleo retomó su escalada, y entre 2011 y el pasado verano, el barril de Brent –el de referencia en Europa– se mantuvo estable por encima de los 100 dólares. Se escuchaba entonces –tanto a analistas como a gobernantes– que los tiempos del crudo barato no volverían jamás. Las caídas en la producción, la sombra del agotamiento de las reservas y los consiguientes ascensos sin fin del precio del llamado «oro negro» dibujaban un oscuro panorama sobre la economía mundial. Incluso se alertaba de un imprescindible cambio de hábitos en el futuro más inmediato, teniendo en cuenta que el 95% del transporte mundial depende del petróleo.
Sin embargo, en los últimos meses la tendencia ha cambiado radicalmente. Desde el verano, el coste del crudo acumula descenso tras descenso, hasta el punto de que un barril de Brent vale ahora 60 dólares, la mitad que en junio. Lo mejor es que, a juzgar por las previsiones, esta nueva era de petróleo «barato» ha llegado para quedarse. Podríamos estar, si nada lo impide, ante el final de la «tercera crisis» del petróleo. Lo único que queda por saber es cuánto más puede bajar el precio. Lo que parece seguro es que, hasta que en el futuro se desencadene una cuarta crisis del petróleo, los niveles sufridos estos años no volverán. Así lo aseguró además hace unos días el hombre fuerte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el ministro saudí Ali al-Naimi. «El mundo no volverá a ver un barril por encima de 100 dólares», dijo el «jefe» del cártel que controla un tercio de la producción mundial.
Es más, afirmó que la OPEP no bajará su producción –como ha hecho tradicionalmente para luchar contra las caídas de precios– aunque el coste del barril caiga hasta los 20 dólares. «A los productores de la OPEP no les interesa recortar su producción, sea cual sea el precio», sentenció. Todo ello, a pesar de que el desplome del crudo está causando estragos en la economía de países de la organización como Venezuela, Rusia, Irán o Argelia. Todos ellos necesitan que el petróleo cotice por encima de 100 dólares para cuadrar sus presupuestos, por lo que la postura saudí mantiene dividida a la OPEP.
Por el contrario, otros como España y la mayor parte de sus vecinos europeos, China, India y Estados Unidos, disfrutan de esta nueva época de precios bajos. De hecho, el abaratamiento del petróleo aportará ocho décimas de crecimiento extra a la economía mundial en 2015, y España ahorrará 10.000 millones.
Aunque en las últimas semanas el precio del barril se ha estabilizado en torno a 60 dólares, muchos analistas hablan ya de próximas caídas hasta el nivel de los 50 dólares, o incluso menos. Es más, históricamente, los precios del gas natural y del crudo han evolucionado con una brecha de unos ocho dólares. Sin embargo, a finales de 2009 ambas cotizaciones empezaron a distanciarse. Esta circunstancia ahora ha empezado a normalizarse, lo que sugeriría un precio del barril de 33 dólares. Con todo, el «precio suelo» podría rondar los 20 dólares, a juzgar por las palabras de Arabia Saudí.
Pero, ¿por qué está bajando el precio? Con el barril por encima de 100 dólares por el influjo de la OPEP, desarrollar nuevas tecnologías de extracción como el «fracking» pasó a ser rentable. EE UU empezó entonces a reducir su dependencia petrolífera del exterior, hasta el punto de que ha duplicado su producción en un lustro. Al perder cuota de mercado, la OPEP perdió también capacidad para fijar los precios. Además, Arabia Saudí –el mayor productor mundial– no parece tener problemas con esta nueva etapa de precios bajos, tras años llenándose los bolsillos y con un coste de producción de apenas 4 o 5 dólares por barril.