MANOS LIMPIAS Y AUSBANC, AL MEJOR POSTOR.
El líder de Ausbanc «compró» Manos Limpias por 3.000 euros al mes
Pineda entró en el caso Blesa como abogado de la acusación popular a cambio de pagar la sede y los gastos corrientes
La presunta trama de extorsión Manos Limpias-Ausbanc, desarticulada el pasado viernes y adelantada por ABC, nació con el caso Blesa, en el año 2013. Luis Pineda, presidente de Ausbanc, tenía gran interés en la denuncia que Manos Limpias había interpuesto contra el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que estaba en manos del juez Elpidio Silva. Según relatan a ABC fuentes de Manos Limpias, Pineda y Bernad, «camaradas» que provienen de movimientos ultraderechistas, se reunieron varias veces y pactaron la colaboración entre ambas organizaciones.
El presidente de Ausbanc, que cuenta con extraordinarios recursos económicos -su entramado de asociaciones y empresas ingresa entre diez y quince millones de euros anuales- ofreció al líder de Manos Limpias costear todos los gastos corrientes del sindicato: unos 3.000 euros mensuales para pagar el alquiler de la sede -una oficina en la calle Ferraz (Madrid)- el sueldo de la secretaria y los gastos fijos de teléfono, electricidad y agua.
Bernad recibía el dinero en metálico y no lo documentaba. Como desveló ABC, Manos Limpias ni siquiera tiene una contabilidad oficial. Bernad recibe los pagos en metálico y los distribuye a su libre albedrío. «Todo es dinero negro», informan a este diario excolaboradores de Bernad. En ocasiones también se registraron transferencias.
La primera contrapartida que recibió Pineda a cambio de costear esta infraestructura básica fue convertirse en el abogado de Manos Limpias en el caso Blesa, la compra de un banco en Miami por parte de Caja Madrid. Pineda compartió esta tarea con Virginia López Negrete, la jefa de asesoría jurídica de Manos Limpias y portavoz de la organización. La colaboración y sintonía entre Pineda y López fue «total», sostienen fuentes de Manos Limpias.
Así arrancó la colaboración entre el tándem que poco después se convertiría en una «organización criminal», según las investigaciones de la Udef y la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Como desveló ABC el pasado miércoles, dos días antes del dispositivo policial que se saldó con 14 detenciones, Manos Limpias pasó a ser algo así como un «brazo armado» de Ausbanc para amedrentar a bancos y empresas, a los que se exigía pagos de hasta 400.000 euros anuales en publicidad con la amenaza de los tribunales y campañas de desprestigio.
Esta alianza también sirvió a Pineda para pedir tres millones de euros a la defensa de la Infanta Cristina a cambio de retirarle la acusación en el caso Nóos.
El presidente de Ausbanc tenía un enorme interés en el caso Blesa, ya que su negocio siempre se ha centrado en las entidades financieras. Metiendo en prisión a Blesa enseñaba los dientes a otros banqueros. Pero este primer caso en el que colaboraron Manos Limpias y Ausbanc no terminó bien, pese a que tenían una gran sintonía con el juez de la causa, Elpidio José Silva.
En mayo de 2013, el magistrado envió a Blesa a prisión provisional eludible bajo fianza de 2,5 millones de euros, al considerar «aberrante» la compra del City National Bank de Florida por parte de Caja Madrid en abril de 2008. Blesa reunió la fianza y salió de la cárcel, pero en junio de ese mismo año, Elpidio Silva lo volvió a enviar a prisión, con el soporte de la acusación popular que ejercía Manos Limpias y en contra del criterio de la Fiscalía. Con una sentencia demoledora, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y luego el Supremo, condenaron a Silva a 17 años de inhabilitación por prevaricar
El presidente de Ausbanc, que cuenta con extraordinarios recursos económicos -su entramado de asociaciones y empresas ingresa entre diez y quince millones de euros anuales- ofreció al líder de Manos Limpias costear todos los gastos corrientes del sindicato: unos 3.000 euros mensuales para pagar el alquiler de la sede -una oficina en la calle Ferraz (Madrid)- el sueldo de la secretaria y los gastos fijos de teléfono, electricidad y agua.
Bernad recibía el dinero en metálico y no lo documentaba. Como desveló ABC, Manos Limpias ni siquiera tiene una contabilidad oficial. Bernad recibe los pagos en metálico y los distribuye a su libre albedrío. «Todo es dinero negro», informan a este diario excolaboradores de Bernad. En ocasiones también se registraron transferencias.
El enlace
El enlace entre Ausbanc y Manos Limpias fue Javier Castro Villacañas, licenciado en Derecho y director de una de las publicaciones de Ausbanc. Castro, que ayer quedó en libertad con cargos, retirada de pasaporte y comparecencias en el juzgado, Es íntimo amigo tanto de Pineda como de Bernad desde hace varios años.Así arrancó la colaboración entre el tándem que poco después se convertiría en una «organización criminal», según las investigaciones de la Udef y la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Como desveló ABC el pasado miércoles, dos días antes del dispositivo policial que se saldó con 14 detenciones, Manos Limpias pasó a ser algo así como un «brazo armado» de Ausbanc para amedrentar a bancos y empresas, a los que se exigía pagos de hasta 400.000 euros anuales en publicidad con la amenaza de los tribunales y campañas de desprestigio.
Esta alianza también sirvió a Pineda para pedir tres millones de euros a la defensa de la Infanta Cristina a cambio de retirarle la acusación en el caso Nóos.
El presidente de Ausbanc tenía un enorme interés en el caso Blesa, ya que su negocio siempre se ha centrado en las entidades financieras. Metiendo en prisión a Blesa enseñaba los dientes a otros banqueros. Pero este primer caso en el que colaboraron Manos Limpias y Ausbanc no terminó bien, pese a que tenían una gran sintonía con el juez de la causa, Elpidio José Silva.
En mayo de 2013, el magistrado envió a Blesa a prisión provisional eludible bajo fianza de 2,5 millones de euros, al considerar «aberrante» la compra del City National Bank de Florida por parte de Caja Madrid en abril de 2008. Blesa reunió la fianza y salió de la cárcel, pero en junio de ese mismo año, Elpidio Silva lo volvió a enviar a prisión, con el soporte de la acusación popular que ejercía Manos Limpias y en contra del criterio de la Fiscalía. Con una sentencia demoledora, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y luego el Supremo, condenaron a Silva a 17 años de inhabilitación por prevaricar